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Breve biografía de Shajarat al-Durr

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Buscar referencias a las mujeres en cargos de poder en el occidente medieval es difícil, pero intentar encontrar a sus homónimas orientales muchas veces resulta casi imposible. Las gobernantas en los países musulmanes han desaparecido prácticamente de la memoria, en parte por culpa a la tendencia de la historiografía tradicional de centrarse solamente en lo que pasaba en los territorios de Europa, en parte por las disputas dentro del islam sobre si las mujeres realmente pueden ocupar estos cargos. Sin embargo, no cabe duda de que existieron, y gracias al trabajo de historiadoras como Fatema Mernissi poco a poco sus historias van saliendo a luz.

Hoy queremos traeros una de estas historias: la de Shajar o Shajarat al-Durr, la primera mujer musulmana en gobernar Egipto y la segunda en la historia del islam en llegar a convertirse en monarca (aunque sin llegar a ostentar el poder religioso) a mediados del siglo XIII.

Se desconoce su fecha de nacimiento, pero perteneciendo a la dinastía mameluca de los Bahri, podemos deducir fácilmente que Shajar nació en la esclavitud, y creció en una época de gran inestabilidad política tanto en Egipto como en toda el área del Mediterráneo. Había sido comprada por al-Salih Ayyub, sultán egipcio, que tras tener un hijo con ella decide liberarla y tomarla por esposa en 1240.

Nueve años más tarde, a causa de una tuberculosis, al-Salih Ayyub morirá antes de poder enfrentar la cruzada convocada por el rey Luis IX de Francia. Shajarat informó al emir y al comandante de los ejércitos egipcios, pero los tres decidieron que sería mejor no comunicar la muerte el sultán en un momento de tensión como aquel. Shajarat gobernó sola en su nombre, manteniendo en secreto su muerte hasta la llegada de su hijastro Turan. Si bien la guerra contra los franceses se saldó con una victoria, Turan fallecerá también en combate, dejando a Shajarat como única responsable del poder político.

Aunque el califa de Bagdag se negó a reconocer su poder, Shajarat contaba con el apoyo de los militares y no tardó en emitir su propia moneda, en heredar el título de “Reina de los Musulmanes” y en ser mencionada en la plegaria de los viernes, los tres aspectos definitorios del poder político en los territorios musulmanes medievales. Intentando diluir su influencia, el califa envía al soldado mameluco Aybak para que lo tomase por esposo. El matrimonio duró ocho años, en los que Shajarat siguió promulgando leyes y emitiendo decretos, siendo mucho más activa políticamente que su nuevo marido.

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El final de la vida de Shajarat, y también el de Aybak, está todavía oscurecido por las distintas interpretaciones que se le han ido dando a lo largo de la historia. La más consolidada es que Aybak murió asesinado por unos sirvientes mientras tomaba un baño, después de varias intrigas políticas, presumiblemente por orden de Shajarat. A pesar de los intentos de proteger a la sultana, llevándola a la conocida como Torre Roja, Shajarat sería golpeada hasta la muerte por las esclavas de al-Mansur Ali, el hijo de Aybak y heredero del sultanato. Actualmente, su tumba puede verse en la mezquita de Tulun, y está considerada como uno de los mayores exponentes de la arquitectura funeraria islámica.

Redactora: María López Pousa

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